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Fundación Museos Nacionales

Gabriela Morawetz en el Museo de Arte Contemporáneo: Tras las imágenes ilimitadas del yo

Gabriela Morawetz en el Museo de Arte Contemporáneo: Tras las imágenes ilimitadas del yo
Nacida en Polonia, radicada en Francia y muy cercana a la cultura venezolana, la artista escapa de las fronteras y las nacionalidades para centrarse en un trabajo plástico que toma al hombre como centro de búsqueda y encuentro, cercado por la naturaleza y sometido a la introspección. Su trabajo reciente se titula Juegos de la Mirada, y reúne obras en video, fotografía, escultura e instalación. Esta exposición forma parte del proyecto Vasos Comunicantes II Como a los rostros que esculpe, Gabriela Morawetz aquieta al espectador, y lo invita a la introspección a través de su obra. La artista, nacida en Cracovia, Polonia, expone su trabajo reciente en el Museo de Arte Contemporáneo bajo el título Juegos de la mirada, una exposición que contiene los elementos esenciales que caracterizan su línea creadora: la figura humana, la naturaleza y la espiral. La exposición es presentada por el Ministerio de la Cultura, el Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio (IAIME) y la Fundación Museos Nacionales, y será inaugurada el domingo 16 de julio a las 11:00 a.m. en las Salas 1 y 3 del MAC.

La exposición forma parte del proyecto Vasos Comunicantes, que en su segunda edición presenta el trabajo individual de las artistas Gabriela Morawetz y Magdalena Fernández, cuyas propuestas se exponen en espacios expositivos contiguos y bajo estrategias curatoriales separadas, para ofrecer al público un acercamiento a las investigaciones artísticas más novedosas de las artes plásticas. Bajo un fuerte aspecto onírico y a través de un enlace casi hipnótico, las obras (escultura, fotografía sobre tela y vidrio, video e instalación) se unen en un recorrido que se desarrolla bajo la premisa de la intimidad y la introspección, la espiritualidad y el misterio. Gabriela Morawetz está radicada París, pero mantiene fuertes lazos con Venezuela, país donde vivió y trabajó durante diez años.

Su obra está representada en las colecciones del Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Bellas Artes, el Museo de Cesarea en Israel; y en colecciones privadas en Sudamérica, Japón, Europa y los Estados Unidos.
Un recorrido por la Sala 1 presenta al espectador dos objetos que evocan unos caleidoscopios, El ojo de luna y El ojo del sol, dos conos de madera de caoba suspendidos del techo, que muestran en su interior una imagen en video que ilustra el día y la noche, con los cuales Morawetz resalta los ciclos de la vida. Con este preámbulo, la artista indica, de manera lúdica, el estado de individualidad y sorpresa que permanecerá en el público durante el recorrido por la muestra.

La Sala 3 presenta el gran políptico Mezclé mi ojo con el tiempo, una obra que condensa la esencia de su propuesta: "El vértigo está en el fondo, en el abismo –explica Morawetz- mientras el personaje simbólico está suspendido en el espacio, tratando de ver algo invisible que está en las profundidades de su ser". Las fotografías de la naturaleza y la figura humana evocan el deseo del hombre de fundirse con el tiempo. La obra es fotografía sobre tela, a la que se le han añadido objetos de vidrio de forma circular que, para la artista, tienen un significado cósmico: "Las imágenes en los círculos muestran la figura humana como dentro de los astros, pero al mismo tiempo cada una es la representación de un "yo" condensado y diverso; cada pieza refleja al mismo personaje, lo multiplica, pero al mismo tiempo él sigue siendo sólo uno". El hombre en estas imágenes es un intérprete de la danza japonesa butoh, cuyo minimalismo gestual fue destacado por la artista en un video que proyecta en una habitación cerrada, en el cual establece un juego de percepciones. "Trata de la relatividad de las percepciones y de la multiplicidad de una persona, es un juego de desdoblamientos que al final se vuelve uno, y así se repetirá al infinito el ciclo de las cosas".

En el centro de la Sala 3 se encuentra la instalación Juegos de la mirada, que da nombre a la exposición, una mesa penetrable en la que están dispuestas varias cabezas en bronce, en cuyo interior se adivinan imágenes que cada persona identificará a su modo, de acuerdo a la percepción individual y a su estado de ánimo. Otra obra presente es la instalación Casi en la sombra, en la que se destaca la figura femenina, con la intensión de producir una vez más la sensación de unidad y multiplicidad. La artista recrea el agua negra para que el público que camine se adentre a las profundidades y se refleje en las aguas sombrías. "Es la evocación del subconsciente en relación a lo real". Además, en otro espacio se proyectan en la pared torbellinos que se repiten y reflejan el tiempo continuo de la vida y las cosas.

"El agua –confiesa- es un elemento natural muy ligado a la parte profunda de la naturaleza humana, de algo que uno no conoce. La usé en tres piezas que forman otra instalación, que tienen que ver con lo profundo de la memoria". Se refiere a una serie de piezas en forma de conos de madera de apamate, en cuyo interior se proyectan imágenes realizados por la artista años atrás, que no pueden ser bien percibidos porque se pierden en los pliegues y remolinos de los pozos. "En estos videos usé imágenes de danzas, como las de un hombre saltando que registré durante un viaje a Perú, o una pareja en un ritual popular grabado en Polonia. Son imágenes que no resaltan por lo anecdótico, sino porque son movimientos tan ancestrales como los derviches giróvagos, y que provienen directamente de la profunda necesidad humana de querer confundirse con el movimiento circular de las cosas". Morawetz enfatiza que la exposición "está unida por una especie de obsesión de multiplicidad y unicidad, en la cual el uno es el múltiple al tiempo que la multiplicidad se vuelve la unidad", de manera que se establece "una mutación constante". Esta muestra estará acompañada por un catálogo editado por el Museo de Arte Contemporáneo, que contempla dos ensayos, uno escrito por Luis Angel Duque y otro por Monet Barteliv, así como una entrevista realizada a la artista por la periodista Rosa Bohórquez.

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